POEMAS

Carmen Bruzón Molina
   

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

TESTIMONIOS

 

María Sánchez Lago María Rodríguez
Carmen Romero Ramos Francisca Rodríguez Rodríguez

Margarita Cerezo Coca

Luisa Torres   José Robledo Lagóstena  

 Ana María

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

JUANA ATIENZA

 

Me llamo Juani. Voy a contar mi experiencia desde que estoy en el colegio María Zambrano. Ahora me encuentro en el nivel de Vida Saludable en La Ardila.

Un día vinieron mis dos hermanas y me dijeron: “Juani, ¿por qué no vas al colegio y así te distraes y vas aprendiendo, que no sales a ningún sitio”

Por las cosas de la vida yo siempre estaba en mi casa. Entonces mi hija, la mayor, y me dijo: “Mamá, mañana vengo por ti y te vas a apuntar en el colegio”. Yo le contesté que me daba vergüenza porque con la edad que tenía… en fin, que me convencieron, fui al Centro y me apunté.

La verdad es que me ha ido muy bien, pues yo era una persona muy tímida y ya no lo soy. Desde que vengo al colegio he aprendido muchas cosas: a relacionarme con las personas de la calle, con mis compañeras y también con los maestros y maestras. Vamos a muchos sitios que yo no sabía que estuvieran en San Fernando, tenemos muchas cosas muy bonitas que nosotros antes no le dábamos valor y ni sabíamos que existían.

Además estoy aprendiendo mucho, ya tengo menos faltas de ortografía y sé también más cuentas, aunque éstas me cuestan un poquito más, pero las hago porque los maestros y maestras lo explican muy bien.

Estoy muy contenta y feliz de haber venido, ojalá lo hubiera hecho antes, también tengo otro ánimo gracias al colegio.

Animo a todas las personas que tengan vergüenza, como yo, que se la quiten y que vengan, que no se van a arrepentir de nada.

Un saludo de vuestra amiga y alumna, Juani Atienza.

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MARÍA SÁNCHEZ

 

Me llamo María, soy de un pueblo chiquito de la provincia de Cádiz, Alcalá de los Gazules.

Os voy a contar algo de mi niñez. Fui una niña muy querida en la familia de mi padre, porque la de mi madre estaba lejos.

Mis tíos y tías me daban todos los caprichos porque era la única niña de la familia.

Yo estaba en un colegio de monjas donde por la mana estudiaba y por las tardes hacíamos labores, pero con ocho años me quitaron porque a mi padre le salió un trabajo en el campo y nos llevó a toda la familia. Ya no pisé más un colegio hasta los 58 años que me encontré con una amiga que me dijo que venía del colegio, le pregunté si yo podía ir y en ese mismo momento mi amiga Lola me respondió “ven conmigo” y ella misma habló con la maestra que me dijo “vente mañana mismo” y desde entonces estoy en el colegio muy contenta.

He tenido cuatro maestras y un maestro: María Aragón, Josela, Mari Cruz, Pepe y Mari Carmen.

Les doy las gracias por todo lo que hacen por nosotros.

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MARÍA RODRÍGUEZ

 

POESÍA A MI HERMANA QUERIDA

 

El seis de agosto

un astro cayó,

su resplandor nos llegó al corazón.

Fuiste bienvenida,

llena de emoción.

Te pusieron Lucía

por tu resplandor

y a tu familia

le diste mucha ilusión.

Tu hermano Pepe

dinerito te ofreció,

y tu hermana los pañales

te quitó.

 

PARA MI HIJA MARÍA:

Me casé con veinte años en flor

poco a poco la hoja cayó,

pero para mi suerte,

llegaste tu.

Nueve meses esperando

con toda mi ilusión.

Llegó el día en que sufrimos las dos,

al escuchar tu llanto

se me ensanchó el corazón.

Pensé que entré sola

y ya éramos dos.

Ya habáis nacido,

ya soy madre en realidad.

Esa cosita rosada,

qué responsabilidad,

darte cariño y saberte guiar.

Cariño ya lo sentía por demás,

y todas las demás cosas

te las podría dar.

Espero que te la haya sabido dar,

el ser madre es una asignatura

que nunca está aprobada.

Espero haber llenado tu vida,

con felicidad,

tu eres la única que me puede aprobar.

Te quiero, tu madre,

María.

 

PARA MI HIJO FRANCISCO JOSÉ

 

Sin pensar, a mi vida te agarraste

a pesar de mi enfermedad

que te quería echar,

pero tu con tu madre

tu te querías quedar.

Eres un luchador nato,

así siempre tuviste que demostrar

cuanta fuerza me has dado,

cuánto por qué luchar.

Ya llegaste a casa ,

¡Que felicidad!

Naciste con carita de viejo,

y unos ojos, trocitos de cielo,

que en ellos me podía mirar,

me transmitían paz y felicidad.

 

A MI HIJO ANTONIO

Antonio, cuando naciste

el sol me trajiste,

fui la mamá más afortunada.

Con todo mi cariño

te quería arropar

siempre cuidando que nada

te pudiera pasar.

Pero el destino ha querido

que te tengas que separar,

pero tu madre no deja de esperar.

Con fe y con esperanza

tu presencia nada mas que me falta.

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CARMEN ROMERO

 

Os voy a contar cómo pasé mi infancia con mis hermanos. Somos cinco hijos y yo soy la mayor y única hembra. Recuerdo que el cariño de mis padres nunca nos faltó, aunque siempre estuvieran trabajando para poder mantenernos. Mi padre tuvo que irse a Barcelona a trabajar y nos mandaba dinero desde allí.

Por mi cumpleaños una vez me mandó unos pendientes y una cadenita de oro y me puse muy contenta porque me llevé una alegría, yo nunca había tenido esas cosas.

También recuerdo a mi madre que nos vestía muy bien para salir de paseo. El día de mi Primera Comunión me pusieron un vestido precioso que lo prestó mi tía, era de mi prima y yo me veía como una princesa. Mi madre nos puso un desayuno con chocolate y dulces para todos, fue un día muy especial.

Al colegio fui poco porque cuando llegaba siempre estaba cerrado, ya que tenía que ayudar a mi madre en la casa. Ahora estoy en el colegio de Educación de Personas Adultas. A los 55 años me siento muy bien pues tenemos unas profesoras que nos enseñan muy bien, y también nuestro profesor Pepe.

Todos son muy amables y carñosos. Espero que no se nos pierdan estas clases porque nos ayudan a no pensar en otros problemas. Gracias a todas las maestras que yo he tenido: María Aragón, Mari Cruz, Josela, Gaspari y este año a Mari Carmen y a Pepe, y a todos en general.

Maestras y maestros: muchas gracias, muchas gracias por ser tan buenos y generosos con todas nosotras, también para mis compañeras de clase. Gracias por vuestra amistad y no faltad al cole.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

FRANCISCA RODRÍGUEZ

 

Yo me llamo Francisca Rodríguez y esta es mi historia de niña cuando iba al colegio.

En el colegio de la Compañía de María había niñas pobres y niñas ricas, las primeras con uniforme azul, y las otras con un babi blanco. Yo fui de estas últimas.

Yo, en vez de ir para las clases, me iba a la huerta de las monjas para ayudarles. Otra niña y yo cogíamos huevos y lo echábamos en un canastito de paja, eran huevos de patos y gallinas. Fregábamos los gallineros y le echábamos de comer a los animales, fregábamos los platos y las monjas nos daban de comer, por este motivo yo no iba a las clases para aprender.

Salía de noche y la hermana me acompañaba para cruzar la calle porque mi madre no me podía recoger.

Un día fui a la huerta y había un panel, yo me acerqué y me picó una abeja en la cabeza. Lo pasé fatal.

Cuando salíamos al recreo íbamos todas las niñas juntas, lo mismo las pobres que las ricas y cambiábamos los bocadillos. Yo llevaba pan con "asiento" y las otras llevaban pan con jamón y como yo nunca había comido jamón, me lo cambió una niña y yo me lo comí en dos minutos. La niña se vino para mí y yo creí que me iba a pegar, pero era para decirme donde compraba mi madre el pan con "asiento" porque nunca lo había comido y le había gustado mucho. Desde entonces nos hicimos amigas, y cada vez que la veo por la calle me da un beso y un abrazo.

Como de pequeña al final no aprendí nada, ahora estoy viniendo a las clases de Adultos, que gracias a ellas sé ahora escribir y he aprendido a hacer muchas labores, y por eso ahora puedo escribir mis recuerdos. SIN LAS CLASES DE EDUCACIÓN DE PERSONAS ADULTAS NO HUBIERA SIDO POSIBLE ESCRIBIR MI HISTORIA.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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MARGARITA CEREZO COCA

 

Naci en la calle San Marcos en la Isla de León hija de carboneros, me crie junto a las salinas donde jugaba mucho, volvia del colegio que se llamaba Don Luis Esposito, fue el primer colegio al cual fue un poco duro pues existia castigo y pegaban con la regla, despues pase al Centro Obrero, donde hice mi primera comunión.

Despues con doce años deje el colegio y me puse a trabajar, pues habia que ayudar a mi padre, pùesto que el negocio se vino abajo.

Volvi al colegio con 17 años que fue en Quintanilla estuve tres años.

Despues estuve muchos años sin ir al colegio.

Despues de casada y con hijos y nietos he vuelto y estoy muy contenta.

El que escuche hablar del colegio de adultos que no le de verguenza

que verguanza es saber que tenemos una oportunidad más en la vida y no aprovecharla.

 
 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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LUISA TORRES

 

Poemas del bosque del Amor

En el bosque del amor

encontré la felicidad

un día de primavera

cuando iba a pasear.

Que bonito estaba todo,

cuantas flores, que calor

que bonito estaba todo

en el bosque del amor.

Yo vi venir a un hombre,

ese hombre era mi amor.

Porque de lo que sentí

el corazón me latió,

y sin decirnos nada

con los ojos todo se habló.

Que bonito estaba todo

en el bosque del amor.

Y cogidos de la mano

caminabamos los dos

y a lo largo de los años

el amor nos sonrió.

Cuantas cosas me encontré

en el bosque del amor.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


JOSÉ ROBLEDO LAGÓSTENA

APRENDIENDO A LOS 50

Voy a contar mi experiencia, que probablemente sea muy parecida a la de tantos otros.

Comenzaba el siglo XXI, año 2002 ,en mi casa había problemas familiares por enfermedad, y los sacrificios que esto conlleva, me tenÍa el animo por los suelos, alguien no recuerdo quien, me hablo del colegio de adultos. Y me inscribi tratando de evadirme de los problemas, pero las dos horas que pasaba a diario en clase se convirtieron en algo más que un motivo para olvidarme de mi situación, la amistad con los compañeros/as, el compromiso con los profesores que se esforzaban en hacerme recordar conocimientos adquiridos con anterioridad, y enseñarme cosas nuevas para mi, tanto es así que esta actividad no solo me ayudo a sobrellevar mejor mi estado de animo sino que también me hizo ver la vida con mas optimismo, así que cuando no hay clase la echo de menos.

He sido alumno de profesores/as como Oliva, en lengua, Mari Carmen, en matemáticas, Paloma, en sociales, Gloria y Roció, en Ingles, en distinto nivel, Lucís, en Biología, ecetr...ecetr. Gracias al empeño de ellas /os, en enseñarme he

Conseguido el titulo de la ESO , que aprobé con sobresaliente, así que yo desde aquí expreso mi reconocimiento a los profesores/as que se dedican a la enseñanza de adultos por la labor tan importante que desempeñan, y animo a todas las personas tengan la edad que tengan, que acudan a estos centros para poder hacer algo que en su día no pudieron y se les quedó en el tintero como se suele decir en el argot popular, y posiblemente se sientan màs realizados como personas.

Y ahora paso a dedicar unas rimas a mis profesoras para que comprueben que sus enseñanzas no han caído en saco roto.

OLIVA

Brillante como la luz.

Bonita como ninguna.

Pero genio tiene tela.

Menos mal que solo hay una.

 

GLORIA

Exquisita educación.

Simpatía sin igual…

Destacas por tus primores.

Cuando hablas embelezas.

A tus interlocutores.

MARI CARMEN

Tu sonrisa M. del Carmen.

Es lo mismo que un lucero.

Y tus ojos dos Estrellas.

Que brillan allá en el Cielo.

 

LUCI

Lucí cuan miro tu cara.

La comparo con las rosas.

No hay color que sea más bello.

Ni existe flor más hermosa.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

ANA MARÍA

Me llamo Ana María, nací en Medina Sidonia y estoy en el Centro de Adultos hace seis años. Estoy muy conenta. Yo vine porque me lo aconsejó una vecina y he aprendido mucho de cuentas. Leer ya sabía. Es donde me olvido un rato de todo lo cotidiano de todos los días, y he conseguido muchas amigas.

¡Hola! Soy yo otra vez.
Ahora me gustaría daros mi opinión sobre aprender a manejar un ordenador a los 50 y más.

Si ya habéis terminado con la E.S.O... o no, por que no os encontráis motivados, ya que a nuestra edad no pensamos en buscar trabajo, que es para lo único que nos podía servir, a parte de nuestra satisfacción personal, pues podemos cambiar de camino, no crean que es tan difícil, naturalmente al principio, circularemos por la comarcal, tendremos que soportar muchos baches, cambios de rasantes y curvas peligrosas, incluso a veces circularemos en dirección “contraria” pero con la ayuda y la paciencia de los profesores/as no siempre valorados en su justa medida, iremos pasando de la comarcal, a la nacional,  de esta a la autovia y los mas ambiciosos “siempre en el buen sentido” llegaran a circular por la autopista, y lo digo por propia experiencia, no me gusta hablar sin conocimiento de causa.

Comencé de cero, no tenia ni ordenador... a los pocos días sentí la necesidad de hacerme con uno, para que el esfuerzo de la profesora, no quedara sin respuesta por mi parte, porque si no practicas, es imposible retener en la memoria tal cantidad de datos, en cualquier caso siempre podemos recurrir a los apuntes que nos dan los profesores/as que nos van a servir de gran ayuda.

Os aseguro, que en ningún caso se pierde el tiempo, no existen precedentes, y si no sacáis provecho, marchaos al colegio de enfrente.

Empecé el curso con dos meses de retraso, y aun así he conseguido conocer lo esencial del Ordenador, es como abrir una puerta, que siempre estuvo cerrada, y esa puerta te lleva a otra… (En el argot informatico se dice ventana, o Windows.)

A medida que te vas introduciendo en este mundo te das cuenta que se te abren muchas posibilidades para integrarte cada vez mas en esta sociedad que se esta informatizando a una velocidad vertiginosa….Meditadlo, y no os quedéis en la comarcal,

Al final si sumáis lo ganado, comprobareis, que supera lo perdido.

 

MORALEJA.

No dejes que el Ordenador te domine.

Domínalo tu a el, para poder ordenarle.

La esperanza

 ¿Qué es la esperanza? Algunos dirán: "mi vecina del 50B", pero no, no me refiero a esa, estoy hablando del deseo que todos llevamos dentro de conseguir algo que no tenemos... a esa inquietud, a esa espera sin fecha predeterminada, la bautizamos con el nombre de esperanza, que si te paras a pensar, parece sinónimo de utopía, la diferencia esta en que la esperanza se manifiesta positivamente en contadas ocasiones, y la utopía nunca.

Todo el mundo alberga alguna esperanza, el soltero/a, de conseguir novia/o, el torero triunfar en la Maestranza, el parado, conseguir trabajo, los bancos en doblar sus ganancias en el próximo ejercicio, el pesimista en que le pase algo, el hipocondríaco que le diagnostique por fin alguna enfermedad, y así sucesivamente.

Creo que nadie se libra de llevar siempre consigo este sentimiento con nombre de señora, que creo “al menos que alguien me diga lo contrario” que nació gemela con el ser humano.

Yo tengo la esperanza de que mi vecina me de alguna esperanza, se llame o no de esa manera, de salir conmigo algún dia, valga la redundancia y la cuadratura del circulo, si con eso me disculpan, de ser tan repetitivo.

 

Moraleja.

Si vives de la esperanza, procura ahorrar, porque si se muere, tendrás que trabajar

Las Abuelas y los patios de vecinos de mitad del siglo XX.

 

Tendría yo 7 u 8 años y recuerdo cuando visitaba a mi abuela, aquel patio donde vivía con algunos vecinos mas. Había una sola cocina con varios fogones, uno para cada vecino, eran como una gran familia, todas las puertas solían estar abiertas, los vecinos entraban y salían unos en casa de otros, solo había un retrete, que consistía en un poyete con un agujero, cada vez que lo usaba tenía que cargar con un cubo de agua, casi siempre del lebrillo donde se hacia la colada, porque en el patio no había luz ni agua, la luz la puso mi padre unos años después, y el agua la teníamos que coger en un patio ubicado en el centro de la calle donde el ayuntamiento acordó instalar un grifo, se formaban colas kilométricas para proveerse de agua potable, porque para lavar se usaba agua de un pozo medianero que existía en el patio, en esas colas de vez en cuando se formaban unas bullas de espanto, cuando algún listo quería colarse, y yo me lo pasaba bomba.

Recuerdo la tinaja de barro con su tapadera redonda de madera y su jarro de porcelana o aluminio encima, todo el que tenia sed bebía del mismo jarro y nadie tenia escrúpulo, también recuerdo los anafes de barro que se utilizaban cuando no había suficientes fogones para todos, funcionaban con carbón vegetal, que ardían a base de soplar con un soplador de esparto u otro material, la colada se hacia en un lebrillo de barro de grades dimensiones, la ropa se frotaba en un artilugio llamado lavadero, fabricado en madera, el suelo solía ser de una especie de ladrillo de barro, que se fregaba de rodilla con una jofifa, “palabra que heredamos de los árabes entre otras”.

La colada se secaba al sol tendidas en cordeles que se instalaban en la azotea para este fin, me viene a la memoria, los tiestos o macetas con esos exuberantes arbustos de geranios y otras especies de plantas típicas de estos lares, tales como la alegría de la casa, las cintas en  todas sus variedades, claveles con su variado colorido y característico olor, los rosales que tanto inspira a los eruditos de la poesia,etc.

También se solia tener algún gallinero, y gatos, siempre había gatos en todos los patios y sus azoteas.

Recuerdo que debido ala proliferación de estos felinos, aprendí para siempre todo sobre las potencias, me explico, los gatos son muy fértiles, paren camadas de 6-8 cachorros y si no los mataban acabarían invadiendo las casas, recuerdo que mi abuela llenaba un cubo de agua, cogia a los gatitos y decía, 13,23,33, osea, uno al cubo, dos al cubo, tres al cubo, y así sucesivamente, y aquello se me quedó grabado para siempre.

MORALEJA si eres gato,huye de las Viejas.

PEPI LÓPEZ CASTRO

A Mi Querido Colegio

 

Se desvaneció mi infancia

mi juventud y mis sueños

me hicieron mujer antes de tiempo.

 

Ya me hice mayor y puedo

hablar sin que nada apague

mi voz y mi sueño.

 

En mi hogar he sido esposa

madre, abuela, trabajadora

y enfermera de abuelos.

 

Hoy con orgullo soy

alumna de tu "Centro".

 

Tu me abriste tus puertas,

entré con inquietud y nervios,

todo fueron amabilidades y respeto

así vi realizado mi sueño.

 

Tu me das todo tu tiempo

yo lo aprovecho con seriedad y esfuerzo.

Hoy soy capaz de hablar contigo de esto.

 

Cuando empecé a abrir las alas

y emprender mi vuelo,

intentaron cortarlas y matar mi sueño.

 

Luché mucho y lo sigo haciendo

para que no quiebren mis alas

ni maten mis sueños.

 

Voy a dar las gracias a mi Colegio,

aqui estoy con mis arrugas y canas,

en tu "Centro".

 

Me ayudaste, sin saberlo,

a conseguir mi sueño

gracias sobre todo a tí

Mi Querido Colegio.

 
 
C.E.Per. Maria Zambrano 2003/ 2011